En 2023 perecieron en total 1.145 personas en las carreteras de nuestro país. Los datos son provisionales pues sólo computan los fallecidos en las primeras 24 horas, a contar desde el accidente, y los heridos graves, pero únicamente en las vías interurbanas.

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha presentado las principales cifras de la siniestralidad vial de 2023. A destacar el notable incremento de los motoristas fallecidos: 45 más que en 2022, para un total de 299. Por otro lado, ha disminuido un 9% el número de muertos en colisiones frontales, como también el de peatones que han perdido la vida (otro 9%).

Por sexos, el 79% de las víctimas mortales eran varones y el resto mujeres. La franja de edad en la que aumentó más la mortalidad (un 11%) fue la comprendida entre los 45 y 54 años.

Con respecto al tipo de vía, el 74% de los fallecidos (22 más que en 2022) pereció en una carretera convencional y el resto en una autopista o autovía.

El parque de vehículos creció en 2023 un 1,7%; la cantidad de desplazamientos de largo recorrido, un 2% y el censo de conductores, un 0,4%.

Ante los datos, el presidente de la Confederación Nacional de Autoescuelas, Enrique Lorca, se muestra taxativo: «Estos números son decepcionantes. Por desgracia, no nos sorprenden. Desde hace mucho, venimos advirtiendo de que la siniestralidad vial grave no remitirá de un modo significativo con las medidas puestas en práctica hasta ahora, que han sido eficaces, pero que ya no bastan. No se está haciendo lo suficiente en materia de formación de conductores, ni se ha hecho nada para actualizar los conocimientos de los que llevan un par de décadas al volante».

«La evolución de la siniestralidad grave entre los motoristas debería inquietar a las autoridades», ha añadido Lorca.

»Tráfico tiene que dar un paso hacia delante e introducir cambios profundos en los exámenes de conducir, que faciliten a las autoescuelas una enseñanza basada en el razonamiento –no en la simple memorización de las normas–, capaz de estimular la percepción del riesgo y la prudencia en el aspirante a conductor», ha asegurado el presidente de CNAE.

»Y algo habrá que idear para que todos los futuros conductores reciban una formación a la altura del desafío que representa circular por las carreteras convencionales. Lo que no podemos esperar es que la siniestralidad vial, que tanto dolor ocasiona, se solucione por sí sola. Si siempre hacemos lo mismo, no podemos esperar resultados diferentes», concluye.